CONOCIÉNDONOS:
Este segmento tiene como objetivo destacar la labor de servidores penitenciarios anónimos que impulsan el trabajo penitenciario con una mística y vocación por su institución.
“NADA SE IGUALA A UN NÚCLEO REGENERADO Y FELIZ”
Barbarita Velásquez Aliaga (50), nació en Arequipa, creció en Huancayo, pero de corazón Chimbotano porque es el lugar donde nacieron sus dos hijos. Es la última de cinco hermanos varones, quienes se formaron bajo valores éticos de sus padres, destacando el amor hacia el prójimo.
Estos principios la llevaron a postular al Instituto Nacional Penitenciario en 1998, cuando contaba con 29 años.
Se inició en el penal de Mujeres de Chorrillos en seguridad, pasando posteriormente como docente al penal de Huaraz donde enseñó primaria a internos. De esa experiencia confirmó su amor al prójimo, enseñando a leer y escribir a internos adultos mayores.
Del 2003 al 2008 asumió la dirección del CETPRO “San Francisco de Asís”, del penal de Huaraz, logrando una labor productiva, destacando la asignación de dos plazas a través de la UGEL para las especialidades de Manualidades y Carpintería. Así como la certificación para los alumnos de Educación Básica Alternativa.
En el 2009 pasa a Chimbote, laborando como notificadora de los internos que no iban a firmar, ahí tuvo que emplear su mayor criterio de convencimiento para lograr su aceptación. En esa época se contaba con 30 Unidades Beneficiarias, en ellas había que supervisar la asistencia y correcto trabajo de los sentenciados que cumplían sus jornadas laborales.
A partir del 2011 dirige la oficina de Medio Libre de Chimbote y durante ese periodo, hace 8 años, ha logrado que la oficina sea reconocida por el servicio a la comunidad. Ella comenta: “Somos el último peldaño del sistema nacional penitenciario por cuanto el interno al culminar su tratamiento pasa a reinsertarse a la sociedad, y es nuestra labor que ésta sea asertiva”.
La oficina funciona a cargo de dos (2) trabajadoras, Barbarita, y una psicóloga encargada del Programa Focos y los Talleres Multidisciplinarios, dirigidos a liberados y sentenciados con pena suspendida, situación que se mantiene hasta la actualidad.
Gracias a su constancia ha logrado que cincuenta (50) instituciones realicen alianzas estratégicas con el INPE, donde laboran 370 sentenciados, mensualmente se da el tiempo para supervisar con dedicación el trabajo de 150 de ellos.
En su larga trayectoria ha tenido grandes satisfacciones con personas a las que ha formado individualmente y en familia, convirtiéndolos en piezas que encajen en la sociedad. “Nada puede igualarse a dejar un núcleo regenerado y feliz”, confiesa la funcionaria con sonrisa de satisfacción.
Pero sin duda ha tenido también experiencias ingratas, pero su enorme fortaleza le ha permitido salir adelante y dejar en alto el lema de la institución: “Humanizar y Dignificar para Resocializar”. “Son palabras mayores, las tengo presentes todos los días, ya es parte de mí piel” comenta Barbarita.
Una mujer, que a pesar de las limitaciones en infraestructura, presupuesto y personal, no se queja, sino por el contrario, enfrenta con hidalguía el día a día para dejar en alto su institución.
Nuestra gratitud y respeto Barbarita
