“Los penales son centros de rehabilitación”

 

NOTA DE PRENSA Nº 139-2017-INPE

Director del EP Ancón I comparte su visión del tratamiento penitenciario

“LOS PENALES SON CENTROS DE REHABILITACIÓN Y NO SOLO DE ALBERGUE” 

Sus 18 años en diversos cargos le ha dado el aprendizaje para replantear su visión sobre el tratamiento penitenciario. “El INPE me enseñó a cambiar mi visión sobre los internos. Ahora entiendo que los penales son centros de rehabilitación y no solo de albergue de personas”, manifiesta John Alejandro Fernández Morales, director del penal Ancón I.

De profesión educador y bachiller en Derecho, Fernández Morales ha tomado las riendas del penal de máxima seguridad con una población de 2,672 internos, entre los cuales hay reclusos de difícil readaptación quienes tienen la sombra del traslado sobre sus cabezas, si es que no siguen las reglas dispuestas por la autoridad.

Sin embargo, la dirección del penal le está poniendo mucha fuerza a los 6 talleres de trabajo que funcionan en su interior tales como panadería, carpintería, cerámica, textilería, joyería, cuero y calzado.

En total, son 670 internos comprometidos con el trabajo quienes día a día salen de su encierro para rehabilitarse, algunos moldeando la arcilla y haciendo finas manzanas de adorno, para hermosear una mesa familiar.

Otros, serruchando, lijando, laqueando la madera para dar forma a una guitarra, una imagen religiosa, un mueble de sala y otros artículos muy valorados por el público.

De hecho, los niños no quedan fuera pues los juguetes abundan tales como perritos porta lapiceros, barriles con la figura del Chavo del Ocho, carritos de madera y mucho más.

Pero los internos han desarrollado un arte especial, y el cacho es el material preferido para dar forma a lindos barcos vikingos, gallos de pelea, flores hermosas y joyas diversas.

El olor a vainilla de las galletas recién horneadas llena los ambientes de los talleres de educación. Crisóstomo Guzmán es un interno que desde hace 3 meses viene aprendiendo amasar la harina en el módulo de pastelería junto a otros 35 compañeros. Todos están satisfechos pues como manifiestan no todo es tan malo como comentan fuera de la cárcel.

El pasado Día de la Madre, Crisóstomo le entregó una torta de corazón a su esposa. “Ella quedó asombrada y me dijo que estando libre yo jamás le regalé algo así. Pero por la tarde se fue contenta y nos pusimos de acuerdo para emprender un negocio el próximo año cuando salga en libertad”.

El director John Fernández es un penitenciario experimentado que afrontó reyertas y motines. Hoy mediante el diálogo y la resolución inmediata de problemas ha encontrado una puerta a la pacificación del recinto a su cargo.

Lima, 25 de mayo de 2017

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