Page 18 - Informe Estadistico
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INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO                                INFORME ESTADÍSTICO
                           UNIDAD DE ESTADÍSTICA                                         OCTUBRE–2015




                      La población de internos entre 18 a 24 años constituye el 16.3% de la población total, la misma
               estaría en la etapa de formación técnico-productiva; al respecto, se podría destinar o fomentar programas
               de formación técnica o universitaria, e incluso el aprendizaje de idiomas para mejorar su incorporación al
               mercado laboral.

               2.2.- Población Penitenciaria por Rango de Edad según Establecimiento Penitenciario

                      La  composición  etaria  de  los  privados  de  libertad  por  EP  permite  visualizar  de  manera  más
               focalizada las características particulares del tratamiento en cada unidad, por ejemplo, en el penal de
               Lurigancho se podría ampliar la cobertura de programas como CREO, pues a la fecha están recluidos 2,607
               jóvenes con edades entre los 18 y 24 años.

                      Resulta importante remarcar el valor que la educación tiene como parte decisiva del tratamiento,
               especialmente para los internos jóvenes y primarios. La predominancia de la educación técnica obedece a
               que concede al interno la ventaja de adiestrarse en un oficio/labor y generar un beneficio económico al
               vender sus productos; este enfoque teórico-práctico resulta netamente útil a corto y largo plazo, pues el
               interno logra cierta independencia económica en prisión (trasladable incluso a su familia), además de
               aplicar lo aprendido cuando recupere su libertad.

                      Además, debe agregarse el factor geográfico al componente cronológico. Es así que la actividad
               económica predominante en la zona debe ser tomada en cuenta para articular los programas de formación
               productiva. No puede soslayarse que, a pesar de los esfuerzos del INPE en brindar educación para el
               trabajo, los ex-condenados encuentren barreras que impidan su inserción en el mercado laboral; si se
               tratara de una persona mayor a 35 o 40 años, enfrentará más dificultades aún. En ese sentido, no está de
               más hacer un llamado de colaboración entre los gobiernos regionales y la administración penitenciaria,
               pues el éxito de la resocialización depende también de las oportunidades que los ex privados de libertad
               puedan lograr, a fin de sustentarse económicamente y a su familia.

























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