Page 18 - Informe Estadistico
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INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO                                   INFORME ESTADÍSTICO
                      UNIDAD DE ESTADÍSTICA                                             JULIO - 2012




                      El 36.2% de la población total de internos (rango de 18 a 29 años), se encuentra considerada
               entre la población joven y económicamente activa o productiva. Esta información permitirá evaluar
               los programas de políticas preventivas encaminados a cambiar la conducta delictiva.

                    La población de internos entre 18 a 24 años constituye el 16.9% de la población total, la misma
               estaría  en  la  etapa  de  formación  técnico-productiva;  al  respecto,  se  podría  destinar  o  fomentar
               programas de formación técnica o universitaria, e incluso el aprendizaje de idiomas para mejorar su
               incorporación al mercado laboral.


               2.2.- Población penitenciaria por edad según establecimiento penitenciario

                    La  composición  etaria  de  los  privados  de  libertad  por  EP  permite  visualizar  de  manera  más
               focalizada las características particulares del tratamiento en cada unidad, por ejemplo, ubicar penales
               como Huancabamba, donde -por el momento- no se requeriría de programas especiales destinados a
               adultos mayores en vista de su ausencia. En cambio, en el penal de Lurigancho se podría ampliar la
               cobertura de programas piloto como CREO, pues a la fecha están recluidos 1,430 jóvenes con edades
               entre los 18 y 24 años.

                    Resulta  importante  remarcar  el  valor  que  la  educación  tiene  como  parte  decisiva  del
               tratamiento, especialmente para los internos jóvenes y primarios. La predominancia de la educación
               técnica obedece a que concede al interno la ventaja de adiestrarse en un oficio/labor y generar un
               beneficio económico al vender sus productos; este enfoque teórico-práctico resulta netamente útil a
               corto  y  largo  plazo,  pues  el  interno  logra  cierta  independencia  económica  en  prisión  (trasladable
               incluso a su familia), además de aplicar lo aprendido cuando recupere su libertad.

                    Además, debe agregarse el factor geográfico al componente cronológico. Es así que la actividad
               económica  predominante  en  la  zona  debe  ser  tomada  en  cuenta  para  articular  los  programas  de
               formación  productiva.  No  puede  soslayarse  que,  a  pesar  de  los  esfuerzos  del  INPE  en  brindar
               educación  para  el  trabajo,  los  ex  condenados  encuentren  barreras  que  impidan  su  inserción  en  el
               mercado laboral; si se tratara de una persona mayor a 35 o 40 años, enfrentará más dificultades aún. En
               ese  sentido,  no  está  de  más  hacer  un  llamado  de  colaboración  entre  los  gobiernos  regionales  y  la
               administración penitenciaria, pues el éxito de la resocialización depende también de las oportunidades
               que los ex privados de libertad puedan lograr, a fin de sustentarse económicamente y a su familia.
















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