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INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO                                 INFORME ESTADÍSTICO
                          UNIDAD DE ESTADÍSTICA                                          DICIEMBRE–2016




               programas  de  formación  técnica  o  universitaria,  e  incluso  el  aprendizaje  de  idiomas  para  mejorar  su
               incorporación al mercado laboral.

               2.2.- Población Penitenciaria por Rango de Edad según Establecimiento Penitenciario

                      La  composición  etaria  de  los  privados  de  libertad  por  EP  permite  visualizar  de  manera  más
               focalizada las características particulares del tratamiento en cada unidad, por ejemplo, en el penal de
               Lurigancho se podría ampliar la cobertura de programas como CREO,  pues a la fecha están recluidos
               2,181 jóvenes con edades entre los 18 y 24 años.

                      Resulta  importante  remarcar  el  valor  que  la  educación  tiene  como  parte  decisiva  del
               tratamiento,  especialmente  para  los  internos  jóvenes  y  primarios.  La  predominancia  de  la  educación
               técnica  obedece  a  que  concede  al  interno  la  ventaja  de  adiestrarse  en  un  oficio/labor  y  generar  un
               beneficio económico  al  vender  sus  productos; este enfoque  teórico-práctico  resulta  netamente  útil  a
               corto y largo plazo, pues el interno logra cierta independencia económica en prisión (trasladable incluso
               a su familia), además de aplicar lo aprendido cuando recupere su libertad.

                      Además, debe agregarse el factor geográfico al componente cronológico. Es así que la actividad
               económica  predominante  en  la  zona  debe  ser  tomada  en  cuenta  para  articular  los  programas  de
               formación productiva. No puede soslayarse que, a pesar de los esfuerzos del INPE en brindar educación
               para el trabajo, los ex-condenados encuentren barreras que impidan su inserción en el mercado laboral;
               si se tratara de una persona mayor a 35 o 40 años, enfrentará más dificultades aún. En ese sentido, no
               está  de  más  hacer  un  llamado  de  colaboración  entre  los  gobiernos  regionales  y  la  administración
               penitenciaria,  pues  el  éxito  de  la  resocialización  depende  también  de  las  oportunidades  que  los  ex
               privados de libertad puedan lograr, a fin de sustentarse económicamente y a su familia.



























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